Asegurar una propiedad es una forma de obtener cierta tranquilidad con respecto al futuro. Sabemos que estamos cubiertos frente a ciertas eventualidades, y eso nos permite vivir de manera más confiada. Sin embargo, una cosa es lo que en teoría debería ser, y otra distinta es lo que efectivamente sucede. En muchos casos, las compañías de seguros no se comportan de la manera en que deberían y actúan entorpeciendo la reclamación de manera deliberada. De esta forma, buscan ahorrarse unos cuántos dólares en concepto de indemnizaciones, negando o minimizando los pagos. En estos casos, contar con un ajustador de seguros puede ser una ayuda invaluable para lograr una reclamación exitosa. Si se pregunta quién le paga a un ajustador público, antes debemos aclarar algunas otras cuestiones.
El estado de Florida suele ser escenario de algunos accidentes climáticos que generan destrozos. Son frecuentes los huracanes o las tormentas tropicales. Incluso una simple lluvia o altos niveles de humedad pueden ser suficientes para dañar una propiedad. Además, existen otros hechos impredecibles que pueden ser perjudiciales para la seguridad del hogar, como un incendio o un robo. Otras cuestiones que parecen menos graves, como las filtraciones de agua, también pueden ser un dolor de cabeza si no se las soluciona a tiempo. Todas estas cuestiones pueden estar incluidas dentro de la póliza del seguro pero, sin embargo, esto no significa que el cobro de la reclamación sea sencillo.
Cuál es el rol del ajustador público
Un ajustador público cumple varias funciones dentro del proceso de reclamación. Un error común es confundir al ajustador público con el de la compañía o incluso uno independiente. La principal distinción es que el ajustador público es realmente quien puede defender los intereses del asegurado. Tanto el de la compañía como el independiente, son contratados por la empresa aseguradora. Por lo tanto, su objetivo será el de reducir todo lo posible el costo de las reclamaciones, para mantener los márgenes de ganancia de la empresa. Es por eso que no se puede confiar ciegamente en ellos, mientras que el ajustador público solo responde a quien lo contrata: usted.
Una de las primeras funciones en que puede colaborar el ajustador público es identificando los puntos de cobertura de la póliza de seguros. Quizás usted piense que no necesita ayuda para eso, pero suele suceder que esta tarea es más difícil de lo que parece. El principal motivo es la gran cantidad de tecnicismos que posee una póliza y la complejidad de las cláusulas que se incluyen. El lenguaje legal del documento puede llegar a ser muy confuso para quienes no están acostumbrados a tratar con él. Por eso, quien le paga a un ajustador público puede estar seguro de que este comprenderá realmente todos los detalles de la póliza. En Alconero & Associates contamos con la experiencia suficiente en casos similares para comprender hasta dónde llega su cobertura.
A partir de allí, comienza el trabajo más arduo y tal vez el más importante. Se trata de la evaluación de los daños ocasionados sobre la propiedad. En este punto conviene hacer especial hincapié, ya que será determinante para saber el monto que recibirá en su indemnización. Como ha quedado claro, los ajustadores del seguro pueden intentar negar ciertos pagos o minimizar los montos necesarios para cubrir algunos gastos. En cambio, el ajustador público de su confianza puede realizar un inventario completo y detallado. No solo se debe evaluar correctamente cada uno de los daños a reparar, sino que además se deben tener en cuenta los daños no visibles. Incluso usted, como dueño de la casa, puede pasar por alto ciertos problemas que no son identificables a simple vista. Los ajustadores experimentados pueden brindarle esta valiosa información.
Por último, las cuestiones más burocráticas de la reclamación también estarán en manos del ajustador público. Esto implica reunir la documentación y hacer la presentación al seguro en tiempo y forma. No solo se evitará la molestia de hacerlo usted mismo, sino que se asegurará de que no haya errores o que demore más de la cuenta. Esto es fundamental para tener una negociación exitosa, ya que muchas veces una simple equivocación en la presentación puede ocasionar la negativa por parte de la compañía.
Quien le paga a un ajustador público: cuándo contratarlo
Como consejo general, cualquiera que se encuentre en una situación de reclamo al seguro puede beneficiarse de contar con un ajustador público. Si bien en el estado de Florida no es obligatorio, contratar los servicios de un ajustador puede marcar una diferencia importante en el resultado del reclamo. A pesar de que es el cliente quien le paga a un ajustador público, muchas veces el servicio resulta invaluable. No solo por el monto de la indemnización, sino porque muchas veces, la negación completa del pago puede deberse a la falta de experiencia y de asesoramiento.
Depender de la buena o mala voluntad de la compañía de seguros no suena muy razonable. Por eso, es mejor estar preparados con un ajustador de seguros de confianza como Alconero & Associates. Los años en el mercado y las referencias de nuestros clientes nos avalan como los mejores ajustadores públicos en Florida. Incluso en los casos en que la aseguradora actúa correctamente, es posible que estén pasando por alto algún gasto. Nosotros lo podremos identificar para que reciba la compensación que merece.
La verdad sobre quién le paga a un ajustador público
Con todo esto, podemos concluir que el ajustador público es un servicio que genera su propio valor. Si bien quien le paga a un ajustador público es el cliente, el dinero surge en definitiva de la reclamación al seguro. El ajustador se encargará de conseguir que la compañía pague en tiempo y forma, y que además no se estén dejando de lado otros gastos adicionales. Con un mejor trato de la compañía, el dinero necesario para pagar el servicio del ajustador público terminará surgiendo de la propia indemnización. Además, usted contará con una compensación superior, que le permitirá solventar todos los gastos de los arreglos y del servicio del ajustador público sin problemas.